Yachting


Adios a Antoine Duguet y su Moustique
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Conocimos a Antoine Duguet allá por marzo del 2005 en Ilha Grande, cuando llegó a vela con su pequeño Moustique y tomó una boya a pocos metros de nuestro Joaquina.


Se sorprendió mucho cuando lo saludamos en francés y con toda ingenuidad preguntó "cómo sabé que soy fgancés si no tengo la bandega?". "por el enorme FRA 199 que llevás en la vela" (risas). Luego de las primeras cervezas nos confesó que al principio decía que era venezolano porque le habían recomendado ocultar su condición de europeo para evitar robos en Brasil.. Y más adelante lo vimos con total caradurismo contar lo linda que era su
Caracas natal, sin abandonar su acento típico de Jaques Cousteau.

Antoine era un joven ingeniero matemático de Brest, incómodo con la idea de que en Francia todo su destino estuviera tan previsto, que inspirado como tantos en Moittessier, Poncel y otros, se largó al mundo en su Pogo 6,50 m., un hermoso Mini Transat.

Fiel a su estilo pistero, cuando cruzó de Cabo Verde a Bahía, embarcó a una amiga que lo acompañaba y a varias cosas pesadas en el barco de un matrimonio amigo y se reencontraron todos en Salvador. Cruzó en diez días y con cuarenta litros de agua. Quería hacerlo solo..y rápido.

Era un tipo tan abierto y respetuoso de las culturas, que a los tres meses de estar en Canarias hablaba perfecto español y en poco tiempo de estar en Brasil, no solo hablaba muy bien portugués, sino que ya cocinaba con aceite de "dendé", dominaba el arte de la feijoada y los saltos de la capoeira.

Antes de salir para Uruguay nos pidió que le enseñáramos a tomar mate para llegar entrenado.

Navegamos en su barco, en el nuestro, escalamos morros, buceamos con arpones para buscar la cena y compartimos infinitas charlas regadas con cachaça, pero de lo que mas hablamos fue de una idea en común: ir a Ushuaia en el verano. Nosotros nos demoramos con los arreglos de nuestro barco, pero él bajó sin mayores problemas.

Una tarde, en la víspera de la despedida, le hicimos una lista de amigos para visitar en los próximos puertos, y en todos los casos se supo hacer querer de inmediato. También nos hicimos algunos regalos. Le dimos unos cabos, unas cartas y una manija de molinete que le encantaba. El nos regaló la pantalla reflectora de radar que tenemos en un obenque y el salvavidas herradura naranja con la inscripción "Moustique-Brest" y bromeó "si total
voy solo. ¿quién me lo va a tirar?"

Antoine se perdió en el mar alrededor del 10 de marzo. Habiendo recorrido toda la región fueguina durante los meses de verano, emprendió la vuelta con la idea de ir a Brasil y seguir para el Caribe, el Pacífico, las Marquesas el sueño de todo navegante francés. Salió de Punta Arenas con destino a Puerto Deseado el 3 de marzo, los días 4 y 5 hubo un temporal muy fuerte en la salida del Estrecho de Magallanes que lo obligó a protegerse en Cabo Vírgenes. El 8/3 habló con sus padres por el teléfono satelital y les dijo que estaba todo bien. El 9/3 hubo otro temporal más fuerte aún. El 19/3 el Moustique fue avistado por un pesquero a 90 millas al este de Santa Cruz y tenía la puerta abierta, estaba semihundido de proa y no había señales de vida abordo.

Antoine era un excelente navegante, con grandes conocimientos y muy disciplinado. Usaba arnés siempre, así que no podemos saber qué pasó exactamente. Lo que sí sabemos es que muchas veces el mar fue generoso con él, otras veces fue exigente. pero esta vez fue injusto, tremendamente injusto.

El 14 de abril sus amigos de Brest organizaron algo así como "un asado de despedida" en una de sus playas preferidas, donde comieron, bebieron y arrojaron flores, cartas y fotos al mar. Como dice una canción "que cada uno entienda como aguantarse la tacada, solo en la cama de un barco o en brazos de alguna mujer".

Nosotros lo seguimos intentando como podemos. Hasta Siempre Antoine!!!

Denise de Almeida y Jorge Gonzalez